No somos los primeros que disfrutamos de esta joyita del Atlántico, ya que se estima que hace 11.000 años sociedades prehistóricas ya gozaban de este entorno (no se les puede cuestionar su buen gusto ni su capacidad de elección!).

Pero los orígenes del poblado como lo conocemos hoy, tuvieron lugar en el siglo XIX alrededor de la explotación de lobos marinos -una práctica que se suspendió en 1991. Y luego, Cabo Polonio escapó de la transformación urbano-turística que comenzó en nuestro país allá por la década del ’50 del siglo pasado. Es así como ha logrado mantener su exótica belleza intacta.

 

Puntas rocosas, playas arenosas, bosque nativo, humedales, islas, dunas… Entre ellos, se destacan las dunas… que además de superar en algunos casos los 20 km de altura, ¡son móviles! Un destino pleno de espacios naturales que le dan a la zona un toque único y que no puede escapar al disfrute de los amantes de la naturaleza y la tranquilidad.

 

Dadas sus características, el Parque Nacional Cabo Polonio forma parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Un patrimonio que merece la pena cuidar y conservar. Esto incluye ni más ni menos que la protección de varias especies de vegetales o animales en peligro de extinción.

 

Pero sus encantos están lejos de darse aquí por acabados, sino que también por ejemplo posee lugares fundamentales para el ciclo anual de crustáceos y peces. Además de tener áreas que son perfectas para la reproducción y cría de especies de lobos marinos –logrando por ejemplo que allí habiten la mitad de los lobos marinos que hay en nuestro país-.

 

Cuéntanos, ¿cuál es tu lugar en el Cabo? :)